Las arcillas al secarse

En la anterior entrada del blog hablamos sobre el proceso de hidratación de las arcillas y cómo esto le da plasticidad a la tierra cuando está mezclada con agua.

Ahora queremos compartir unas ideas sobre lo que sucede durante el proceso de secado de las arcillas.

Aquí nos ayudó mucho la metáfora que usa Laurent Coquemont: "el agua como medio de transporte que nos permite llevar la tierra del suelo al muro, como un camión que transporta la mezcla de barro al muro y luego se va".

Tratando de profundizar esa idea, podemos imaginar ese medio de transporte como una volqueta, que llega a la obra, deja la carga y vuelve a irse. Para que la volqueta pueda entrar, maniobrar y salir necesita de espacio que luego debe ser rellenado.

Esta imagen que ejemplifica ese espacio que ocupa el agua entre las micelas de arcilla:


Aunque es muy sutil, el color negro muestra como el agua ocupa un espacio y como al evaporarse las micelas tienen que acomodarse para rellenarlo.

Al hacerlo, las micelas se ordenan de forma caótica, algunas por los bordes largos, otras por las puntas, y dependiendo cómo se ordenan, existirá una mayor o menor fuerza de atracción electromagnética entre ellas. Esto hace que un grupo de micelas jale más de otras, cerrando así con más fuerza los espacios que deja el agua, rompiendo la unión de las arcillas en otros sectores del secado, donde no tienen tanta fuerza de atracción.

Por esto se cierran más unos espacios, mientras que otros se abren, provocando las fisuras características en el secado de la tierra o las arcillas.


Esto afecta a todas las técnicas de construcción con tierra. Dependerá mucho de la cantidad de agua que usemos en la mezcla pero también del tipo de arcillas que estén presentes en la tierra.

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